Departamento de Orientación del Colegio Labor
No es fácil precisar qué es una conducta socialmente habilidosa. Se han dado muchas definiciones, pero no se ha llegado a un acuerdo. La razón de que sea imposible acordar una descripción de competencia social es que esta es, lógicamente, dependiente del contexto en la que se produce. El conjunto de habilidades socialmente reconocidas debe considerarse dentro de un marco cultural concreto, y, como sabemos, los modos y estilos de comunicación varían entre culturas y dentro de una misma cultura, dependiendo de factores como la edad, el sexo, la clase social y la educación. Por lo tanto, la conducta considerada apropiada en una situación puede ser inapropiada en otras.
La gran mayoría de las definiciones resaltan el contenido y sus consecuencias. El contenido hace referencia a la expresión de la conducta (sentimientos, deseos, opiniones…), mientras que las consecuencias aluden principalmente al refuerzo social.
El psicólogo Vicente E. Caballo propone una definición que recoge tanto expresión como consecuencia: “La conducta socialmente habilidosa es ese conjunto de conductas emitidas por un individuo en un contexto determinado que expresa los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás, y que generalmente resuelve problemas inmediatos, mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas.
Elementos básicos de las habilidades sociales
Tres son los elementos básicos de las habilidades sociales:
- Son específicas para cada situación. El significado de una conducta variará dependiendo de la situación en que tenga lugar.
- La efectividad se juzga según las conductas verbales y no verbales mostradas. Además, estas conductas se aprenden.
- La eficacia supone comportarse sin causar “daño” (verbal o físico) a los demás.
Respuestas que abarcan las habilidades sociales
Las principales clases de respuestas o dimensiones conductuales que abarcan las habilidades sociales son cuatro:
- La capacidad de decir “no”.
- La capacidad de pedir favores y hacer peticiones.
- La capacidad de expresar sentimientos positivos y negativos.
- La capacidad de iniciar, mantener y terminar conversaciones.
Estos aspectos son básicos en las relaciones interpersonales y se pueden aprender y mejorar con el entrenamiento.
Un ejercicio que se lleva a cabo en los programas de entrenamiento en habilidades sociales es enseñar las diferencias entre asertividad, no asertividad y agresividad. Aquí os expongo una serie de características correspondientes a cada estilo de conducta y que espero que os sirvan como ayuda.
Quiero dejar claro que el comportamiento asertivo es, generalmente, más adecuado y reforzante que los otros estilos de comportamiento. Hay personas que han hecho de este estilo de comunicación una filosofía de vida. El comportarse asertivamente supone que la persona esté más satisfecha consigo misma y con los demás. Llegar a ser más asertivo es un proceso de aprendizaje que se practica durante toda la vida.